
Inundación de zona residencial y comercial en Escalona, tras la crecida del río Alberche. Imagen: Francisca Bravo Miranda
Botas de agua, sacos de arena y escobas. Son las herramientas con las que los vecinos y vecinas de la ribera del río Alberche en Escalona han hecho frente a dos semanas de idas y venidas del río, cuyo caudal llegó en el momento de mayor crecida a los 400 metros cúbicos por segundo. La fuerza de este río, que ha sido símbolo de vida y un gran atractivo turístico para el pueblo, obligó al desalojo de más de un centenar de hogares en varias ocasiones. Vecinos y vecinas de la localidad pasaron días acogidos en el pabellón municipal, a la espera de que el agua les permitiese volver a sus casas.
"El sábado a las nueve de la mañana sonó la alarma y esto estaba inundado completamente", explica Javier Parra, dueño de un bar situado muy cerca del río y que debió desalojar a su familia varias veces durante las últimas semanas. Se refugiaban en la casa de un amigo de la familia, que vive "más arriba". Regenta este establecimiento desde el año 2000, aunque su vida familiar ha estado directamente ligada al lugar desde 1975 cuando abrió como merendero.
El documento 'El riesgo de inundaciones en la provincia de Toledo' del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sitúa a Escalona entre las 21 localidades toledanas que han sufrido una, o varias, "inundaciones históricas", si bien en menor medida en comparación con Talavera de la Reina y Toledo.
Investigadores como Andrés Díez, especialista del CSIC, han recopilado inundaciones en la zona ya desde el año 1739, cuando una crecida arrasó los puentes de la localidad. En la memoria de sus tesis doctoral, Díez señala también otra fechada en 1856 que dejó aislado el pueblo tras hundirse el puente.
Javier afirma que lleva dos semanas sin dormir. "Me come la ansiedad", asegura, mientras recorre los terrenos del bar, completamente inundados. Muy cerca del lugar pasa también el arroyo de la Guadamilla, cuya inundación se ha podido contener en parte gracias a unas dunas que no son naturales. "Si no hubieran estado aquí, se llena todo de agua". Frente a sus puertas, los vecinos siguen limpiando, pero advierten de que lo ocurrido durante las últimas semanas no es nada comparado con "la ola".
"La ola" a la que se refieren los habitantes de Escalona es la DANA del año 2023, la primera gran inundación que sufrió la localidad desde "hace más de 30 años". Varios vecinos sitúan la última gran inundación en el año 1989, cuando el río arrasó con varias instalaciones, incluido un camping. Escalona fue uno de los lugares más afectados hace casi dos años, tal y como señala el propio Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Ahora, vuelve a acaparar titulares con imágenes impactantes de las aguas que lo cubren todo. "Lo que vemos normalmente es un arenal", explica desde un mirador que da al río un vecino de la localidad.

Río Alberche a su paso por el municipio de Escalona tras las abundantes lluvias. Imagen: Francisca Bravo Miranda.
Las vecinas y los vecinos achican el agua de sus sótanos, reparan los desperfectos y siguen con su vida, pero el malestar y el miedo sigue ahí. Javier reconoce que las autoridades han estado presentes, pero que no siempre con la celeridad necesaria. "El domingo [23 de marzo] sonó la alarma a las 6 de la tarde y a las 8 estaba el río otra vez en la puerta", lamenta. En su terraza, corría un arroyo recuerda, que volvía e iba. "La gente en las redes dice que es lo que nos toca por vivir en la orilla y yo no sé de dónde viene tanto odio. No hay empatía", afirma.
Junto a otras personas afectadas por las inundaciones, están organizándose para ver cómo pueden hacer frente a los daños de esta vez, y las que saben que vendrán más adelante. No solo en Escalona, sino también en otras localidades de la provincia, como la urbanización de Calalberche o en el pueblo de Hormigos, a apenas 4 kilómetros de Escalona.
Mientras tanto sigue en "alerta permanente", porque no confían en que las lluvias hayan acabado del todo. No duerme. "Mira la raya", señala una casa ya antigua de detrás de su establecimiento -que también es su vivienda-. La marca de la inundación del río está clara y muy alta. De la pared se han caído varios trozos. "Imagínate la velocidad que llevaba el río", resalta. Lo que más "duele", explica es la "falta de previsión". "Si sabían que había medio metro de nieve el día 7... ¿Por qué no nos avisan?", lamenta.
¿Por qué no toman medidas al respecto? ¿Qué es lo que tienen planificado?", Javier, vecino de Escalona.
Pero, a la vez, recuerda que en comparación con la DANA de 2023, la acción fue rápida e inmediata. Y esa "ola" fue "mucho más virulenta". "Entonces nadie nos avisó de nada, nos lo encontramos en la puerta".
En Escalona el problema es que el río es un símbolo de vida, un ícono económico de la zona, rodeado de viviendas de verano que en ocasiones así se convierte en una amenaza difícil de controlar "Nuestra vida no sería así si no estuviera el río. Pero necesitamos más", asegura. Parra recuerda que hace 20 años "vinieron de la [confederación] hidrográfica y pusieron una estaca amarilla, una estaca naranja y una estaca roja". "Ellos saben cuál es la zona inundable", afirma. "¿Por qué no toman medidas al respecto? ¿Qué es lo que tienen planificado?", se pregunta.
El experto Andrés Díez explica que desde la creación de los distintos embalses, como Picadas o de San Juan en el caso del río Alberche se ha creado un efecto de "falsa sensación de seguridad", porque dichas presas han sido capaces de "retener y laminar" las crecidas de años anteriores y cita los casos de 1996 o 1998. El investigador del IGM-CSIC explica que es por esto que se ha producido la tendencia de urbanizar "más y más cerca del río". "Lo que antes eran calles de tierra, hoy se han asfaltado. Lo que antes eran pequeñas viviendas, hoy se convierten en chalé", reflexiona.
Si no existiesen los embalses, añade, nadie se hubiese "atrevido" a ocupar estas zonas de la llanura de los ríos que hoy vemos inundadas. "Si ves fotos de los años 50' o de los años 60', todas esas zonas estaban sin urbanizar. En Escalona, en la margen izquierda del río no había prácticamente nada. El pueblo estaba subido al cerro, bien protegido del Alberche. Pero al ver que el río ni siquiera en los inviernos más lluviosos llegaba a inundar gran parte de su cauce natural, [la ciudadanía] se sintió con libertad para invadir zonas declaradas como zonas inundables", reflexiona el experto investigador.

Medidas preventivas de los vecinos de Escalona para evitar las inundaciones. Imagen: Francisca Bravo Miranda.
Insisten en la limpieza de ribera
La solución que piden los vecinos es la de limpiar la ribera, y en eso coincide también el concejal de Urbanismo de Escalona, Miguel Ángel Díaz Blanco. "Es algo que nos preocupa, la limpieza del cauce del río. Pero es competencia de la Confederación, y desde el Ayuntamiento estamos presionando al máximo para que podamos acometer esta limpieza y que cuando lleguen estos episodios de agua, sean lo más livianos posibles y que no lleguemos a estos extremos. Recuerda como fue la primera madrugada de las inundaciones. "A las 4.30 me sonó el teléfono y fuimos con el alcalde [Álvaro Gutiérrez] y un trabajador de mantenimiento, con megafonía, golpeando puerta por puerta. Avisando", recuerda.
"Por fortuna", añade, no fue como lo que ocurrió con la DANA en 2023, cuando no hubo previsión. La subida de entonces tomó a todo el mundo por sorpresa. "Lo importante es que no ha habido ningún daño personal, ni tampoco animal", sonríe el edil. Los bomberos de la Diputación de Toledo, resalta, rescataron en balsa a un caballo que se quedó aislado en una parcela inundada. Dos perritos fueron realojados también en el pabellón.
De todos modos, Díaz explica que ante "tal volumen" de agua que traía el río, los problemas "son los que son". "Si tuviésemos más cauce, seguiríamos teniendo estos problemas". Ahora viene la segunda parte, que es canalizar las ayudas para retirar enseres arruinados, achicar el agua en las viviendas y "echar una mano" a las personas afectadas. El Ayuntamiento ya trabaja también en la solicitud de la zona catastrófica, que deberá esperar a que se dé por finiquitado el Plan Regional de Inundaciones, (PRICAM) que se mantendrá activo hasta que no se haga una contabilización de los daños.
Al respecto, el investigador Andrés Díez explica que se debe tener muy claro a lo que se llama "limpieza". "Si hablamos de quitar basura, es limpieza. Pero si es eliminar vegetación de ribera, entonces no deberíamos llamarlo así", recalca. Y añade: "esta vegetación puede servir para retener y sujetar las orillas, disminuir la velocidad del agua". No es el caso, puntualiza, de vegetación que exótica o no autóctona, como cañas o carrizos, que ofrecen "oposición" al flujo de agua" y que al frenarlo puede llegar a "elevar la lámina de agua". "El problema no es que haya que desbrozarla o quitarla, sino evitar que crezca vegetación completamente anómala en un sistema fluvial".

Inundaciones tras la crecida del río Alberche a su paso por Escalona en marzo de 2025 / Imagen: Francisca Bravo
Mirar el daño desde las alturas
En Escalona, lo indica el propio nombre de la población, los vecinos viven en varias alturas. En la parte alta, los restos de un castillo vigilan el río. “Vivir en la zona alta del pueblo nos da un poco más de tranquilidad, porque sabemos que esta zona no se va a inundar”, explica Alba, vecina de la localidad, cuya familia tiene una pequeña finca que se ha inundado. "Es un terreno con una casa chiquitita en la que no vives, pero tienes ahí tus cosas", afirma. Lo peor de ver repetirse estos acontecimientos es “la impotencia” que sienten los vecinos.
"Ves que no deja de llover y ya pues te viene el agobio. Piensas, pierdo mi casa y lo pierdo todo. Yo porque solo tengo esa finca, que al fin y al cabo bajaremos a limpiarla cuando podamos, pero hay personas que viven ahí permanentemente”. Debido a la crecida del río y a que algunas zonas siguen inaccesibles, Alba no ha podido bajar a ver en qué estado se encuentra su parcela. Ella también insiste en que es porque el cauce no está limpio. "La culpa en este caso no es tampoco del Ayuntamiento, sino de los de arriba. Mucha culpa es porque el cauce no está limpio. Y claro, en cuanto sueltan las presas, la situación se descontrola", afirma.
“Pienso que no creían que iba a llover tanto, pero claro no hacen nada hasta que pasan las cosas. Y esto no ha acabado todavía. Siguen soltando agua de las presas y falta que se derrita la nieve”, expresa con preocupación esta vecina de Escalona. Alba destaca que “la gente que vive en las urbanizaciones son mayormente ancianos”. En otras ocasiones “por cabezonería de estas personas al no desalojar la vivienda en un primer aviso” han tenido que rescatar a la gente con barcas para poder acceder. También agradece la "importante labor del Ayuntamiento, que ha estado muy pendiente, y la gente está agradecida".
El caudal del río ha impresionado a los vecinos, sobre todo porque en verano “viene mucha gente a bañarse. Nunca habrás oído que se haya ahogado nadie en el río, porque no cubre y baja con poca fuerza, los niños se bañan solos, pero lo de ahora es algo que nunca he visto”, añade Alba que vive en Escalona desde su nacimiento.

Calle inundada en Escalona, Toledo, tras la crecida del río Albeche en marzo de 2025. Imagen: Francisca Bravo Miranda.
La preocupación, el temor, la inquietud se dejan ver en el pueblo. Vecinos y vecinas murmuran en las calles. "Todavía falta el deshielo", advierten. "Ahora falta acabar con la fase posterior", remata el concejal de Urbanismo. "Que es lo más complicado". Las botas de agua no volverán, de momento, al armario en Escalona.